domingo, 21 de junio de 2009

"Niños asesinos"

“Todo ángel es terrible” (Elegías de Duino. R. Mª. Rilke)
“Niños asesinos”


Una gripe mal curada me ha tenido encerrado en casa más días de lo normal para estos casos y para mi edad. Demasiado tiempo viendo televisión basura, no hay otra, con el lamentable asesinato de Marta del Castillo de fondo. Simplemente, fatal.
El niño asesino de otros niños es real. Con todo el desorden lógico y el desastre emocional que nos pueda causar. “La fatalidad”, con toda su trascendencia, la desveló el gran Darío en su poema "Anagke": Dios reconoció tarde “que cuando creó la paloma no debía haber creado gavilanes”.
Sin embargo, la categorización del problema es una construcción social. Quiero con esto decir que todas las partes interesadas en el crimen –la familia de Marta, los medios de comunicación, la policía, y, definitiva, la sociedad en general- estamos deseosos de representarnos las razones del crimen, incluidos los propios asesinos a fin de lograr coartadas. En este sentido, la construcción de la personalidad del asesino confeso como desviada parece dar sentido a la sin razón debido a una familia desestructurada (abandono paterno, madre violenta y discapacitada), al fracaso escolar.... Una imagen que, por otra parte, puede trazarse fácilmente en los informes que los expertos daban a los periódicos, y, sin ninguna medida, en la televisión.
Ahora bien, tenemos que estar atentos, porque las clasificaciones pueden cambiar nuestras valoraciones respecto a las implicaciones y por más que se pretenda no todos los asesinos tienen unas circunstancias ajustadas a eso que los expertos llaman “desviadas”. Por el contrario, esta asociación simple y recurrente entre familias “desestructuradas” y desviación de la conducta considerada normal no hace sino, en definitiva, crear una imagen de la delincuencia de la que, casualmente, una parte de la sociedad parece estar inmunizada.
Muy posiblemente muchos de esos que solicitan con urgencia la cadena perpetua, incluso, la pena de muerte, crean sentirse libres de tales penas por el simple hecho de no compartir las circunstancias del autor y autores de semejante barbarie. Sin embargo, debemos estar atentos pues en el origen de una conducta desviada no tiene porque haber factores socioeconómicos, se dan fundamentalmente otros de los que no estamos libres ninguno, puesto que, en fin, “todo ángel es terrible”.

VICENTE M. PÉREZ GUERRERO
8 de marzo de 2009

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